Bola de Fuego
Es una de las creencias más populares del llano y podría decirse que
no existe un llanero que no haya escuchado hablar de ella.
Dicen que cuando aparece es necesario decirle groserías para que se
aleje, de lo contrato se viene encima y quema. Diversas versiones se tejen sobre
el origen de la bola de fuego. Unos dicen que se trata de un obispo que por
haber pecado anda en pena, otros que fueron dos madres que se pelearon y se
lanzaron maldiciones, o el espíritu de una mujer que fue mala hija, o
simplemente se trata de espíritus errantes que deambulan en el
llano.
La Llorona
La Llorona
La presencia de este espanto se detecta por espeluznantes llantos que
generalmente se oyen en épocas de Semana Santa, sobre todo donde hay niños
llorando. Se ha dicho que muchas personas solían oírla con frecuencia en los
caseríos, cementerios y lugares solitarios, siempre en horas de la noche, casi
nunca visible a los humanos. El comentario de la gente es que cuando los perros
aúllan en la oscuridad de la noche es porque La Llorona anda rodando.
Otras versiones, también del Llano, contadas por balseros del río,
dicen que la llorona se la pasa recorriendo las orillas buscando los restos de
un hijo que mató hace mucho tiempo. Por su crueldad fue castigada por Dios y
condenada a llorar por el resto de su vida hasta encontrar el último hueso de su
bebé.
Las abuelas cuentan que a la llorona solamente le falta encontrar un huesito (la falange del dedo meñique de la mano derecha) para que termine su pena.
El Silbon
Las abuelas cuentan que a la llorona solamente le falta encontrar un huesito (la falange del dedo meñique de la mano derecha) para que termine su pena.
El Silbon
Se dice que es el espanto de un hombre parrandero y mujeriego que
murió solo y abandonado, y busca la compañía de alguien que cabalgue a altas
horas de la noche por los senderos de la llanura. Otros dicen que persigue a las
mujeres en estado de embarazo. Emite un silbido largo y agudo espeluznante y que
hace sentir un frío intenso, que congela.
Juan Machete
El diablo le dijo a Juan que agarrara un sapo y una gallina a los
cuales debía coser los ojos y enterrar vivos un Viernes santo a las doce de la
noche en un lugar apartado, luego debía invocarlo con el alma y el corazón. Juan
cumplió con lo encomendado. Pasaron varios días y sus negocios prosperaban.
Una madrugada se levantó temprano y al ensillar su caballo divisó un
toro negro imponente, con los cuatro cascos y los dos cachos blancos. En la
tarde regresó de su trabajo y vio que el toro todavía se encontraba merodeando
la casa. Pensó: “será de alguna vecina”.
Al otro día lo despertó un alboroto causado por los animales y se
imaginó que la causa era el toro negro. Entonces trató de sacarlo de su
territorio, pero no le fue posible. Cansado y preocupado por el extraño
incidente se acostó, pero a las doce de la noche fue despertado por un imponente
bramido.
Al llegar al potrero se dio cuenta que miles de reces pastaban de un
lado a otro y así, su riqueza fue aumentando cada vez más.
Durante muchos años fue el hombre más rico de la región, hasta que un
día misteriosamente empezó a desaparecer el ganado y disminuir su fortuna hasta
que quedó en la miseria. Se dice que Juan Machete, después de cumplir su pacto
con el diablo, arrepentido, enterró la plata que le quedaba y desapareció en las
entrañas de la selva.
Cuenta la leyenda que en las tierras de la marranera deambula un
hombre vomitando fuego e impidiendo que se desentierre el dinero de Juan
Machete.
Este blog fue creado con el fin de cumplir uno de los criterios de evaluacion del cuarto periodo en el área de LENGUA CASTELLANA del grado decimo con la licenciada Elcy Molano Álvarez.
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